El Caso Platner ocurrió el 9 de agosto de 1983 cuando Julio Platner visitó la finca de Antonio Fisher, a 10 kilómetros de Winifreda, La Pampa, para gestionar la venta de cereal.
Aquel día Platner tendría un acontecimiento de
características extraordinarias,. Julio Planter nació el 31 de julio de 1950 en
La Pampa ( tenía 33 años en el momento se su primer experiencia), es un
muchacho alto, corpulento, pesa 106 kg., goza de buena salud y tiene cursada la
escuela primaria. Siempre fue lector únicamente de los titulares de los diarios
y algunas esporádicas noticias que le llamaba la atención. Es callado, honesto,
trabajador y muy buen compañero, según las referencias recabadas durante la
investigación. Tenía numerosas amistades, era respetado y querido, y digno de la confianza de los lugareños. Vivía
sencillamente, junto a su familia, compuesta por su mujer y tres hijos, Julio
Ariel, Miguel Angel y Diego Mariano que al momento de los sucesos contaban con
10, 7 y 1 año respectivamente.
En 1983 Julio Platner, se dedicaba a negocios de hacienda y
cereales, siendo empleado de algunas firmas locales y no propietario de una
semillería como lo había sido toda su vida. Fue a causa de su trabajo que el 9
de agosto, llegó hasta el establecimiento del Sr. Antonio Fischer, situado a 12
km. al N del pueblo, sobre la Ruta 35 que une E. Castex con Winifreda. Al salir
del mismo, siendo las 19:30 hs, bajó de su camioneta Fiat para abrir la
tranquera. En ese momento, percibió una fuerte luz que lo encegueció por
completo, lo que hizo cubrirse la cara con las manos en un reflejo instintivo
de defensa, al mismo tiempo sintió un extraño zumbido, como de una turbina. Platner
en ningún momento observa ninguna nave u objeto, solo ve una fuerte luz (
también presente en otros eventos similares ).
Platner cuenta así su experiencia : "Cuando me bajé a
abrir la tranquera es como si alguien me hubiese puesto un reflector en la
cara, como de una soldadura autógena, eléctrica que despide muchos rayos y a
una cierta distancia hay que cubrirse la vista, yo simplemente vi eso, después
de allí no recuerdo más nada". Seguidamente apareció dentro de una
habitación la cual le resultaba un "quirófano". Las paredes no eran
lisas ni parejas, parecían como tapizadas, observando un color parecido al
beige claro. Diferenció unas estructuras porque resaltaban del tapizado,
parecidas a una vitrina, de tonalidad semejante a la de las paredes, aunque
daba la impresión de ser más clara, pero sin brillar. Era opaca como el resto
de la habitación. Sin embargo, estaba iluminada por una luz blanca, muy clara,
natural, no dañaba la vista y, fundamental por la relación con decenas de casos,
no se distinguía la fuente dónde provenía esa luz que tampoco producía sombras.
"Era una habitación... era algo como esférico que estaba cubierto digamos
como si estuviera tapizado, lo que yo nunca vi, estaba tan claro como si fuese de
día, no pude distinguir de dónde provenía la luz, porque allí no había nada, un
foco, una luz, una fuente. Estaba claro, muy claro; con una tranquilidad
terrible, era algo como para quedarse toda la vida".
Desde el momento en que se encuentra en el "quirófano", está sentado en un sillón como si fuese de odontólogo, aparentemente del mismo, material componente de las paredes o del tapizado. Tuvo la impresión que dicho sillón estaba suspendido en el aire, sin sostén alguno y se sentía muy cómodo. A su alrededor notó la presencia de cuatro seres, tres hombres y una mujer, cuya estatura oscilaba en 1,67 m. (toma como referencia a un íntimo amigo), de conformación antropomorfa, de cuerpos atléticos. No pudo apreciar si vestían un enterizo muy ajustado al cuerpo o si se trataba de la piel de los seres, de color semejante al de la habitación. Distinguió labios no sabiendo si eran parte del rostro o del enterizo. Diferenció claramente una especie de botas. Sus ojos eran saltones, opacos, grandes y sobresalían del rostro. Se miraban entre ellos fijamente, sin párpados. Tenían un pequeño relieve observado de perfil. Sus orejas estaban bien pegadas al cráneo o sobre el material. Las manos tenían cinco dedos. La mujer se diferenciaba por tener las mismas características físicas de una humana; daba la impresión de ser más delgada que los hombres. Ninguno tenía pelo. Frente suyo se situaban uno de los hombres, el más alejado de todos, y la mujer; en tanto que los otros dos, estaban a sus costados, uno a la derecha y otro a su izquierda.
Foto del testigo Julio Platner y el dibujo de las criaturas que lo secuestraron |
Desde el momento en que se encuentra en el "quirófano", está sentado en un sillón como si fuese de odontólogo, aparentemente del mismo, material componente de las paredes o del tapizado. Tuvo la impresión que dicho sillón estaba suspendido en el aire, sin sostén alguno y se sentía muy cómodo. A su alrededor notó la presencia de cuatro seres, tres hombres y una mujer, cuya estatura oscilaba en 1,67 m. (toma como referencia a un íntimo amigo), de conformación antropomorfa, de cuerpos atléticos. No pudo apreciar si vestían un enterizo muy ajustado al cuerpo o si se trataba de la piel de los seres, de color semejante al de la habitación. Distinguió labios no sabiendo si eran parte del rostro o del enterizo. Diferenció claramente una especie de botas. Sus ojos eran saltones, opacos, grandes y sobresalían del rostro. Se miraban entre ellos fijamente, sin párpados. Tenían un pequeño relieve observado de perfil. Sus orejas estaban bien pegadas al cráneo o sobre el material. Las manos tenían cinco dedos. La mujer se diferenciaba por tener las mismas características físicas de una humana; daba la impresión de ser más delgada que los hombres. Ninguno tenía pelo. Frente suyo se situaban uno de los hombres, el más alejado de todos, y la mujer; en tanto que los otros dos, estaban a sus costados, uno a la derecha y otro a su izquierda.
Platner quiso hablar, decir alguna palabra, pero no pudo
emitir sonido alguno, automáticamente siente una respuesta sin escuchar voces.
Percibió la misma como un pensamiento en forma de palabras. El mismo le
indicaba que se quedara tranquilo, que casos como el suyo había miles, que si
quería podía contarlo, algunos le iban a creer y otros no.
Le transmitían una sensación de total tranquilidad. La mujer
se acercó a él, dando la sensación de deslizarse, colocándole la mano derecha
sobre su izquierda. Mientras el ser parado a su derecha hace lo mismo pero
sobre su hombro diestro. Repentinamente, apareció en las manos del ser de la
izquierda, una especie de tubo, compuesto por una mitad rígida y la restante
flexible, transparente, de unos 20 cm. y del mismo color de la habitación. Platner
no puede apreciar si lo tenía desde el primer momento o lo extrajo de las
vitrinas. Luego le colocaron el tubo o la parte rígida en la muñeca de la mano
izquierda, no sintiendo dolor o roce alguno.
"El que estaba a mi derecha tenía una de las manos
sobre mi hombro, yo veía que la mano estaba apoyada pero no sentía ninguna
presión. Quise tocarlo y me encontré como si estuviera rodeado por un envase de
vidrio, como un cristal invisible. Además en un determinado momento me quise
incorporar y choqué mi frente contra algo, contra ese especie de vidrio"
recuerda Platner. Esta sensación la tuvo siempre, el testigo nota el contacto
pero no lo siente, es decir puede
observar que lo están tocando pero no siente presión alguna, tanto de las manos
de la mujer y del ser de su derecha. Después, con la parte flexible (la más
fina del tubo) buscan la flexura del codo y ve como la sangre asciende por el
mismo hasta la parte rígida. Subía sin ningún tipo de presión, al contrario de
las extracciones comunes. Intento tocar al ser de la derecha (el que tenía una
de sus manos sobre el hombro) pero chocó contra algo invisible, lo mismo le
acontece cuando quiere incorporarse. En esta instancia es su frente lo que
vuelve a tocar algo. Sin embargo, los seres se desplazan normalmente.
Después de la
extracción, por propios medios o por una orden, se incorpora sin tener
inconvenientes, le llamó la atención que estando tan cerca suyo, no chocara con
alguno de los seres, pero la realidad fue que ya no tenía a nadie a su alrededor.
Luego se siente parado sobre algo no firme, dándole la
impresión que flotaba. Durante todo el suceso (Platner estima que toda su
experiencia duró aproximadamente entre 30 y 35 minutos de los que él tan solo
recuerda unos 7 a 8 min.). Cuando quiere caminar, se encuentra, simultáneamente
dentro de su camioneta, con las manos sobre el volante. Su camisa estaba arremangada.Mientras estuvo en aquel quirófano notó que no tenía el
reloj, ni el pulóver, ni la campera y no recuerda si llevaba el anillo. Luego, al encontrarse en su vehículo sentado en la camioneta tenía todas sus pertenencias puestas otra vez.
Sorprendido comenzó a mirar para todos lados. La primera
intención fue poner el motor en marcha y dio la vuelta instantáneamente. Al
encender las luces distinguió donde se encontraba: a 19 km. de la tranquera del
establecimiento del Sr. Fischer, primer lugar de inicio de la extraña
experiencia. Estaba en la Ruta de tierra Nº 11, que une la ruta N° 35 con Villa
Mirasol. La camioneta estaba ubicada de oeste a este. Cuando llegó a la
intersección de las rutas, con mucha tranquilidad, recordando todo lo sucedido,
pensó que la tranquera había quedado abierta y que el Sr. Fischer le había
recomendado cerrarla por los animales del establecimiento. Cuando llega a la
tranquera nota, efectivamente ,que estaba abierta, y antes de seguir viaje,
aprovechó para mirarse el brazo izquierdo. No tenía ningún tipo de moretón, ni
gota de sangre, pero veía una especie de cascarilla en la flexura del codo.
Se alejó pensando si todo había sido realidad o tal vez
producto de un sueño o delirio. A las 20:25 aproximadamente llegó al lugar
donde trabaja y no contó nada, se encontraba muy tranquilo. Pero al llegar a la
casa y ver a sus hijos se desespera, pensando en ellos si a él le habría pasado
algo. Allí cuenta todo. Esa noche le fue imposible dormir pues recordaba todo
lo sucedido y sentía el ardor en las marcas. Al otro día comprueba las huellas
de la camioneta sobre la ruta Nº 11 y en la tranquera, debido a que la
camioneta tiene tres ruedas anchas con dibujo y la restante fina y lisa; lo
cual hace inconfundibles dichas huellas, estas demostraron el trayecto
interrumpido de la misma, que se corta a 1,5 m. de la tranquera; como así
también el viraje en la ruta Nº 11, el camino de tierra donde apareció y
fundamentalmente el desvío en la ruta 35 cuando regresa a cerrar la tranquera
de Fischer que está sobre esa ruta.
El Dr. Adolfo Pizarro y su valioso testimonio
La importancia del relato no solo se circunscribe en la
opinión del profesional que verifica las marcas del Sr. Platner sino que reside
en los planteamientos que realiza y como la vida normal de un pueblito pampeano
puede alterarse por un suceso que rompe con lo cotidiano. Por ello es
indispensable transcribir textualmente sus palabras: "Yo lo veo el 10 de
agosto, es decir al otro día, a las 14:00. El relato, entre comillas, era
coherente. Lo encuentro en el club del pueblo y me comenta lo sucedido. Me
muestra sus marcas de la posible o supuesta extracción de sangre. Son dos
heridas superficiales. Una en la cara anterior de la muñeca izquierda que es
una especie de simple erosión de la piel, no tiene profundidad. La superior,
que está en la flexura del codo está sobre un manto venoso importante, donde
habitualmente se extrae sangre y me estoy refiriendo a los bioquímicos. Allí sí,
la herida tiene características de haber sido una venipuntura (una punción de
la vena) aunque no vi el orificio típico del pinchazo. Lo que me impresionó fue
que parecían varios orificios más pequeños que los que puede dejar el calibre
de una aguja por más chica que sea. Fue producido por una cosa rara, como si
hubiesen succionado sin introducir nada metálico, rígido. Esa es la impresión
que me dejo.
Huellas dejadas en el brazo de Julio Platner
Primer plano de la punción a Platner en el antebrazo a dos días después del suceso. |
Notar los micro orificios que se ven como puntitos blancos.
No había derrame de sangre, es decir, cuando se hace una mala extracción,
cuando se pincha mal la vena, quedan unos hematomas impresionantes. De eso no
hay absolutamente nada. Digamos que eso corroboraría el hecho de que la vena
fue abierta. Desde ya que una buena extracción de sangre debe dejar esa marca y
no la otra. La otra, según me contaba Julio, pudo haber sido un intento de
extracción de sangre fallido.
Entre nosotros, es perfectamente aceptable, muy fácil que en
un "gordito" tengamos que buscar dos veces la vena, lo raro es que
esta gente tenga que andar buscando la vena. En este muchacho se dan esas
características, de ser gordito, de venas de difícil acceso. Pueden haber sido
dos cosas distintas, yo no creo que únicamente hayan extraído sangre. Lo noté
muy claro, muy seguro, quizás algo excitado, pero me impresionó como cierto,
con mucha seguridad, como alguien que ha vivido una experiencia real. Tenía
características de cosa cierta, de cosa verídica. Lo que él contó,
El testigo de primera mano Julio Platner, falleció en septiembre de 2017, en su pueblo de
Winifreda, La Pampa a los 67 años . Su caso es uno de los antológicos de las
abducciones extraterrestes ocurridas en la República Argentina.
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