sábado, 17 de agosto de 2019

Ovni : la abducción de Julio Platner


El secuestro extraterrestre a Caso Platner

El Caso Platner ocurrió el 9 de agosto de 1983 cuando Julio Platner visitó la finca de Antonio Fisher, a 10 kilómetros de Winifreda, La Pampa, para gestionar la venta de cereal.

Aquel día Platner tendría un acontecimiento de características extraordinarias,. Julio Planter nació el 31 de julio de 1950 en La Pampa ( tenía 33 años en el momento se su primer experiencia), es un muchacho alto, corpulento, pesa 106 kg., goza de buena salud y tiene cursada la escuela primaria. Siempre fue lector únicamente de los titulares de los diarios y algunas esporádicas noticias que le llamaba la atención. Es callado, honesto, trabajador y muy buen compañero, según las referencias recabadas durante la investigación. Tenía numerosas amistades, era respetado y querido, y  digno de la confianza de los lugareños. Vivía sencillamente, junto a su familia, compuesta por su mujer y tres hijos, Julio Ariel, Miguel Angel y Diego Mariano que al momento de los sucesos contaban con 10, 7 y 1 año respectivamente.

En 1983 Julio Platner, se dedicaba a negocios de hacienda y cereales, siendo empleado de algunas firmas locales y no propietario de una semillería como lo había sido toda su vida. Fue a causa de su trabajo que el 9 de agosto, llegó hasta el establecimiento del Sr. Antonio Fischer, situado a 12 km. al N del pueblo, sobre la Ruta 35 que une E. Castex con Winifreda. Al salir del mismo, siendo las 19:30 hs, bajó de su camioneta Fiat para abrir la tranquera. En ese momento, percibió una fuerte luz que lo encegueció por completo, lo que hizo cubrirse la cara con las manos en un reflejo instintivo de defensa, al mismo tiempo sintió un extraño zumbido, como de una turbina. Platner en ningún momento observa ninguna nave u objeto, solo ve una fuerte luz ( también presente en otros eventos similares ).

Platner cuenta así su experiencia : "Cuando me bajé a abrir la tranquera es como si alguien me hubiese puesto un reflector en la cara, como de una soldadura autógena, eléctrica que despide muchos rayos y a una cierta distancia hay que cubrirse la vista, yo simplemente vi eso, después de allí no recuerdo más nada". Seguidamente apareció dentro de una habitación la cual le resultaba un "quirófano". Las paredes no eran lisas ni parejas, parecían como tapizadas, observando un color parecido al beige claro. Diferenció unas estructuras porque resaltaban del tapizado, parecidas a una vitrina, de tonalidad semejante a la de las paredes, aunque daba la impresión de ser más clara, pero sin brillar. Era opaca como el resto de la habitación. Sin embargo, estaba iluminada por una luz blanca, muy clara, natural, no dañaba la vista y, fundamental por la relación con decenas de casos, no se distinguía la fuente dónde provenía esa luz que tampoco producía sombras. "Era una habitación... era algo como esférico que estaba cubierto digamos como si estuviera tapizado, lo que yo nunca vi, estaba tan claro como si fuese de día, no pude distinguir de dónde provenía la luz, porque allí no había nada, un foco, una luz, una fuente. Estaba claro, muy claro; con una tranquilidad terrible, era algo como para quedarse toda la vida".

Foto del testigo Julio Platner y el dibujo de las criaturas que lo secuestraron

Desde el momento en que se encuentra en el "quirófano", está sentado en un sillón como si fuese de odontólogo, aparentemente del mismo, material componente de las paredes o del tapizado. Tuvo la impresión que dicho sillón estaba suspendido en el aire, sin sostén alguno y se sentía muy cómodo. A su alrededor notó la presencia de cuatro seres, tres hombres y una mujer, cuya estatura oscilaba en 1,67 m. (toma como referencia a un íntimo amigo), de conformación antropomorfa, de cuerpos atléticos. No pudo apreciar si vestían un enterizo muy ajustado al cuerpo o si se trataba de la piel de los seres, de color semejante al de la habitación. Distinguió labios no sabiendo si eran parte del rostro o del enterizo. Diferenció claramente una especie de botas. Sus ojos eran saltones, opacos, grandes y sobresalían del rostro. Se miraban entre ellos fijamente, sin párpados. Tenían un pequeño relieve observado de perfil. Sus orejas estaban bien pegadas al cráneo o sobre el material. Las manos tenían cinco dedos. La mujer se diferenciaba por tener las mismas características físicas de una humana; daba la impresión de ser más delgada que los hombres. Ninguno tenía pelo. Frente suyo se situaban uno de los hombres, el más alejado de todos, y la mujer; en tanto que los otros dos, estaban a sus costados, uno a la derecha y otro a su izquierda.


Platner quiso hablar, decir alguna palabra, pero no pudo emitir sonido alguno, automáticamente siente una respuesta sin escuchar voces. Percibió la misma como un pensamiento en forma de palabras. El mismo le indicaba que se quedara tranquilo, que casos como el suyo había miles, que si quería podía contarlo, algunos le iban a creer y otros no.

Le transmitían una sensación de total tranquilidad. La mujer se acercó a él, dando la sensación de deslizarse, colocándole la mano derecha sobre su izquierda. Mientras el ser parado a su derecha hace lo mismo pero sobre su hombro diestro. Repentinamente, apareció en las manos del ser de la izquierda, una especie de tubo, compuesto por una mitad rígida y la restante flexible, transparente, de unos 20 cm. y del mismo color de la habitación. Platner no puede apreciar si lo tenía desde el primer momento o lo extrajo de las vitrinas. Luego le colocaron el tubo o la parte rígida en la muñeca de la mano izquierda, no sintiendo dolor o roce alguno.

"El que estaba a mi derecha tenía una de las manos sobre mi hombro, yo veía que la mano estaba apoyada pero no sentía ninguna presión. Quise tocarlo y me encontré como si estuviera rodeado por un envase de vidrio, como un cristal invisible. Además en un determinado momento me quise incorporar y choqué mi frente contra algo, contra ese especie de vidrio" recuerda Platner. Esta sensación la tuvo siempre, el testigo nota el contacto pero no lo siente,  es decir puede observar que lo están tocando pero no siente presión alguna, tanto de las manos de la mujer y del ser de su derecha. Después, con la parte flexible (la más fina del tubo) buscan la flexura del codo y ve como la sangre asciende por el mismo hasta la parte rígida. Subía sin ningún tipo de presión, al contrario de las extracciones comunes. Intento tocar al ser de la derecha (el que tenía una de sus manos sobre el hombro) pero chocó contra algo invisible, lo mismo le acontece cuando quiere incorporarse. En esta instancia es su frente lo que vuelve a tocar algo. Sin embargo, los seres se desplazan normalmente.

Después de la extracción, por propios medios o por una orden, se incorpora sin tener inconvenientes, le llamó la atención que estando tan cerca suyo, no chocara con alguno de los seres, pero la realidad fue que ya no tenía a nadie a su alrededor.

Luego se siente parado sobre algo no firme, dándole la impresión que flotaba. Durante todo el suceso (Platner estima que toda su experiencia duró aproximadamente entre 30 y 35 minutos de los que él tan solo recuerda unos 7 a 8 min.). Cuando quiere caminar, se encuentra, simultáneamente dentro de su camioneta, con las manos sobre el volante. Su camisa estaba arremangada.Mientras estuvo en aquel quirófano notó que no tenía el reloj, ni el pulóver, ni la campera y no recuerda si llevaba el anillo. Luego, al encontrarse en su vehículo sentado en la camioneta tenía todas sus pertenencias puestas otra vez.


Sorprendido comenzó a mirar para todos lados. La primera intención fue poner el motor en marcha y dio la vuelta instantáneamente. Al encender las luces distinguió donde se encontraba: a 19 km. de la tranquera del establecimiento del Sr. Fischer, primer lugar de inicio de la extraña experiencia. Estaba en la Ruta de tierra Nº 11, que une la ruta N° 35 con Villa Mirasol. La camioneta estaba ubicada de oeste a este. Cuando llegó a la intersección de las rutas, con mucha tranquilidad, recordando todo lo sucedido, pensó que la tranquera había quedado abierta y que el Sr. Fischer le había recomendado cerrarla por los animales del establecimiento. Cuando llega a la tranquera nota, efectivamente ,que estaba abierta, y antes de seguir viaje, aprovechó para mirarse el brazo izquierdo. No tenía ningún tipo de moretón, ni gota de sangre, pero veía una especie de cascarilla en la flexura del codo.

Se alejó pensando si todo había sido realidad o tal vez producto de un sueño o delirio. A las 20:25 aproximadamente llegó al lugar donde trabaja y no contó nada, se encontraba muy tranquilo. Pero al llegar a la casa y ver a sus hijos se desespera, pensando en ellos si a él le habría pasado algo. Allí cuenta todo. Esa noche le fue imposible dormir pues recordaba todo lo sucedido y sentía el ardor en las marcas. Al otro día comprueba las huellas de la camioneta sobre la ruta Nº 11 y en la tranquera, debido a que la camioneta tiene tres ruedas anchas con dibujo y la restante fina y lisa; lo cual hace inconfundibles dichas huellas, estas demostraron el trayecto interrumpido de la misma, que se corta a 1,5 m. de la tranquera; como así también el viraje en la ruta Nº 11, el camino de tierra donde apareció y fundamentalmente el desvío en la ruta 35 cuando regresa a cerrar la tranquera de Fischer que está sobre esa ruta.

El Dr. Adolfo Pizarro y su valioso testimonio

La importancia del relato no solo se circunscribe en la opinión del profesional que verifica las marcas del Sr. Platner sino que reside en los planteamientos que realiza y como la vida normal de un pueblito pampeano puede alterarse por un suceso que rompe con lo cotidiano. Por ello es indispensable transcribir textualmente sus palabras: "Yo lo veo el 10 de agosto, es decir al otro día, a las 14:00. El relato, entre comillas, era coherente. Lo encuentro en el club del pueblo y me comenta lo sucedido. Me muestra sus marcas de la posible o supuesta extracción de sangre. Son dos heridas superficiales. Una en la cara anterior de la muñeca izquierda que es una especie de simple erosión de la piel, no tiene profundidad. La superior, que está en la flexura del codo está sobre un manto venoso importante, donde habitualmente se extrae sangre y me estoy refiriendo a los bioquímicos. Allí sí, la herida tiene características de haber sido una venipuntura (una punción de la vena) aunque no vi el orificio típico del pinchazo. Lo que me impresionó fue que parecían varios orificios más pequeños que los que puede dejar el calibre de una aguja por más chica que sea. Fue producido por una cosa rara, como si hubiesen succionado sin introducir nada metálico, rígido. Esa es la impresión que me dejo.

Huellas dejadas en el brazo de Julio Platner

Primer plano de la punción a Platner
en el antebrazo a dos días después
del suceso.
Notar los micro orificios que se ven como puntitos blancos. No había derrame de sangre, es decir, cuando se hace una mala extracción, cuando se pincha mal la vena, quedan unos hematomas impresionantes. De eso no hay absolutamente nada. Digamos que eso corroboraría el hecho de que la vena fue abierta. Desde ya que una buena extracción de sangre debe dejar esa marca y no la otra. La otra, según me contaba Julio, pudo haber sido un intento de extracción de sangre fallido.

Entre nosotros, es perfectamente aceptable, muy fácil que en un "gordito" tengamos que buscar dos veces la vena, lo raro es que esta gente tenga que andar buscando la vena. En este muchacho se dan esas características, de ser gordito, de venas de difícil acceso. Pueden haber sido dos cosas distintas, yo no creo que únicamente hayan extraído sangre. Lo noté muy claro, muy seguro, quizás algo excitado, pero me impresionó como cierto, con mucha seguridad, como alguien que ha vivido una experiencia real. Tenía características de cosa cierta, de cosa verídica. Lo que él contó,
El testigo de primera mano Julio Platner, falleció en  septiembre de 2017, en su pueblo de Winifreda, La Pampa a los 67 años . Su caso es uno de los antológicos de las abducciones extraterrestes ocurridas en la República Argentina. 

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